Salí por la mañana del puerto de Melaka a las 10 de la mañana en el Indonesia Express, el barco que me llevaría hasta Dumai, en la isla de Sumatra. Estaba en Indonesia de nuevo. El viaje fue algo agobiante porque no tenía ventanas y no te dejaban salir todo el tiempo arriba a que te diera el aire. Conocí a un venezolano afincado en Sumatra que me acercó con su chófer de empresa hasta Duri, a 1h30min de Dumai. Yo me había propuesto hacerme todo Sumatra a dedo, como ya venía haciendo en casi toda la última parte de mi viaje. Y pronto me desanimé. Siguiendo los consejos de Dani y Jota de ‘marcandoelpolo‘ yo ahí estaba: con mi numpang y mi bahasa indonesia básico y mis ganas de que me levantaran por primera vez en un país asiático. No usé el dedo levantado porque no lo comprender. Hay que agitar la mano derecha como queriendo decir que deceleren. Nada más ponerme en la carretera la espectación que generé fue brutal…y eso que no había nadie aldededor al principio, estaba fuera de la ciudad. Pero los coches se paraban para ver que pasaba y nadie entendía y me decían que nada de gratis. Muchos minibuses se paraban, camiones frenaban en medio de la carretera e incluso daban marcha atrás, todo el mundo pitaba, y la gente quería ayudar pero creo que lo empeoraban. ¡Hasta se bajaban para echarse fotos conmigo! Encima nadie sabe inglés así que yo me defendía en bahasa como podía. Pero claro, a la que te despistas ellos se creen que sabes el idioma y te siguen hablando como si lo entendieras todo…y yo: ¡que no, que yo quiero numpang, Penkanbaru gratis! Pekanbaru era el nombre del siguiente pueblo, que al parecer estaba a unas 4h de distancia. Pues una de las minifurgos con gente que frenó tenía una pasajera que sabía algo de inglés, y me preguntó por qué gratis, si es que no tenía dinero. Y yo intenté explicar en 3 minutos el porqué de toda la cuestión. Muy complejo, dije al comenzar. Y debí convencerla, porque enseguida habló con el conductor y éste dijo que sí, que gratis (el resto de la gente pagó 100.000 idr). ¡Conseguido! ¡Reto superado! Esto parece el ‘qué apostamos’. Y me hice tan amiga de la chica que me invitó a dormir a casa de su novio y su familia, donde ella iba a pasar la noche. Priska se llamaba la chica y Asrif su novio. Ambos estudian en la universidad en Yogya, y ella la primera vez que hablaba con una turista (bule). Y ahí estaba yo, con un bebé incluído, invitada a cenar por todos los hermanos y conversando, porque todos chapurreaban algo de inglés. El bebé al principio estaba asustadillo de mí pero después acabó jugando conmigo 🙂 Me resulta muy curioso el saludo tocando la mano y llevándola a la frente si la persona es mayor que tú y hasta los bebés lo hacen, que parecen personitas mayores.
Ale, y aquí os dejo la foto de familia feliz con su huésped bule. Una vez más la hospitalidad de la gente me deja muy pero que muy sorprendida.

Desde luego el día siguiente me planteé seriamente pillar un bus hasta Bukittinggi, quiero evitarme el momento de agobio que pasé en la carretera. Demasiada espectación, demasiado público. Y el 17 de julio prontito Asrif me llevó en moto hasta una compañía donde vendían los billetes de bus y se quedó esperando conmigo mientras tomábamos un café e intentábamos comunicarnos en inglés. Y de lo más interesante fue:
Asrif: – Always ask questions to women. If a man look at your boobs or ass, just leave him. Because when indonesian men see a bule they think in porn.
Me: – Ok, but porn if forbidden here, no? (Yo intenté a acceder a un par en Jawah y efectivamente no se puede acceder).
Asrif: – Yes, but if i I want I can get it.
Y, subiendo al bus, iba con mallas largas que me cubrían hasta los tobillos y el hijab azul que me regaló esa mañana antes de irse al aeropuerto Priska a modo de chal cubriéndome los hombros y el pecho/cuello, y nunca me había sentido tan desnuda. Y me encanta sentirme desnuda, ¡pero sólo cuando de verdad lo estoy! Y entonces recordé a una de las hermanas aquella mañana despidiéndose de mí preguntándome que donde estaba mi vestido, y yo le dije que ya estaba vestida; y el día anterior Priska me dijo que por favor tuviera cuidado y no vistiera así de sexy (llevaba una camiseta blanca normal pero con un par de agujeros en la espalda).Y eso que en aquella casa eran muy abiertos y la noche anterior ellas cenaron sin hijab y con faldas y mangas cortas, vamos lo normal para mí. Total, que creo que me voy a comprar algo de manga larga, cuello cerrado y falda, porque es realmente incómodo. ¡Ni cuando estuve en India! Es que hasta las mujeres te miran raro, aunque si las sonríes todas te sonreirán de la forma más tierna que puedas imaginar. Y aquí me viene a la cabeza la famosa viñeta:

Lleguen a sus propias conclusiones 😉
Y el domingo llegué a Bukittinggi, un pueblito cerca de Padang, en West Sumatra. Me gustó tanto que pasé 4 días aquí. El primer día no hice mucho, apenas llegué busqué alojamiento y el único hostel de la ciudad estaba lleno esa noche, así que me fui a un hostal de mala muerte pero al menos tenía buenas vistas y estaba yo sola. El lunes 18 me fuí a ver la raflessia arnoldi, que puede llegar a alcanzar más de 1m de diámetro y 11kg, lo que la convierte en la flor más grande (que no más alta) del mundo. Pagas a un local 50.000idr y te lleva a donde se vieron por última vez, porque la cosa es que florece durante 4/5 días y luego muere. Encontramos un par, no muy grandes, de unos 40cm, pero aún así impresiona. Y por la tarde me fui a ver el cañón Sianok desde el Paronama, y luego las Japanese caves. Y cuando me paré para descansar una chica comenzó a hablar conmigo en inglés y acabé siendo invitada a comer por la familia, con la excusa por el padre de charlar un rato con su hija para que practique el inglés (sí, es la foto con mucha gente y una nena de rosa a mi lado). Y porque tenía hostal, pero me invitaban a su casa y a pasar el día siguiente con ellos (eran de Yakarta y era su último día de vacaciones). Esa noche me fui con unos chicos del hostal a cenar, y probé por primera vez el kopi telur (y me enamoré: es café con una espuma hecha de leche condensada, susu, y huevo) y el martabak de banana y chocolate. Al día siguiente decidí ponerme a andar por el cañón. Pasé la muralla del pueblo de Koto Gadang, volví al camino y llegué hasta el precioso Cafe Taruko, donde comí y hablé con el dueño, que me preguntó cómo conocía ese lugar. El enclave es espectacular y la comida cara pero buena. Volví a la terminal de buses en colectivo y agarré un bus que me llevó a ver las vistas del lago Maninjau. Y esa noche me acosté prontito y me levanté a las 5 de la mañana para hacer el trekking del volcán Marapi. Fueron como 4/5 horas de subida, 3h de bajada, 1h de estar en el cráter (incluído un rato con unos chicos indonesios en busca de la edelweis y luego cuando me perdí y me acojoné…estaba tan nublado que no se veía nada…tuve que tirar de brújula, ¡aquí me acordé de ti, Llur!, porque no había manera de orientarse, mi móvil estaba sin batería y olía demasiado a sulfuro) y casi 1h de fotos variadas con la gente. Ya sabéis, siempre esa sensación de que eres una celebritie…¡ni haciendo un trekking te dejan tranquila! Y ese mismo día me duché en el hostel y me fui en taxi hasta Parapat, 15 horitas de conducción loca. Poco dormir, muchas paradas, incluída por supuesto la parada en la mezquita para rezar a las 4 de la mañana.
Cuando me desperté el jueves 21 comencé a ver chicas en mangas cortas y faldas hasta la rodilla, y por supuesto nada de hijab. Nunca me había alegrado de ver tantas iglesias juntas, y es que estaban por todos los lagos. ¡HORAS! Estaba en territorio Batak. Me dejaron en Parapat, en North Sumatra, y tomé el ferry que cruza el Danau Toba hasta la localidad de Tuktuk, en la península que se encuentra dentro del lago. Este lago se formó debido a una superexplosión volcánica, la más grande conocida en la Tierra en los últimos 25 millones de años. Hasta el martes 26 dormí en el hostal Bagus Bay. Visité algunas atracciones turísticas de alrededor (Stone chairs, Sigale Gale, Batak Museum y Batak King Grave en Tomok), me bañé en el lago (¡en bikini en Sumatra!), jugué al billar y al badminton, conocí a unos chicos que me montaron en su moto de agua, cantamos todos los días y todas las noches con Erik y Boy y los chicos de la guitarra, viví una de las experiencias más flipantes de mi vida con Chris y la tormenta eléctrica más maravillosa que he visto nunca, y descansé mucho. Mucho. Ah, y aprendí un poquillo sobre la cultura Batak (los antiguos ritos caníbales, el alcohol -probamos el tuak, jungle juice-, las drogas en general, y algunas palabras como mauliate -gracias-, dongan -amigos-, horas – hola, viva, adiós, encantado…vale pá tó). Y me fui con pena, como si no hubiera pasado el suficiente tiempo ahí, habiendo estado una semana. Aunque creo que a los chicos y a Chris me los cruzaré en algún lugar del mundo de nuevo. Y me quedé con una sensación de buen rollo, sobretodo de buen rollo. Esta fue la sonrisa que el Danau Toba me dejó.